En Venezuela, la tensión política ha alcanzado nuevos niveles con la reciente ola de protestas en contra de la reelección del presidente Nicolás Maduro. En las últimas semanas, manifestantes han derribado cuatro estatuas de Hugo Chávez, el fallecido expresidente y figura central del chavismo, como un acto de rechazo hacia el actual gobierno.

Las estatuas, que habían sido erigidas en varias ciudades del país para honrar el legado de Chávez, fueron derribadas en medio de manifestaciones que critican la prolongación del mandato de Maduro. Los manifestantes argumentan que la reelección de Maduro fue fraudulenta y ven en la caída de estas estatuas un símbolo de la resistencia contra lo que consideran un régimen autoritario.

Estos actos han generado fuertes reacciones tanto a nivel nacional como internacional. Los partidarios del gobierno han condenado los derribos como actos de vandalismo que buscan desestabilizar al país, mientras que los opositores defienden sus acciones como una forma de expresar su descontento y luchar por la democracia en Venezuela.

La situación en Venezuela sigue siendo tensa, con manifestaciones constantes y una creciente presión sobre el gobierno de Maduro. La destrucción de las estatuas de Chávez refleja la profunda división en el país y la intensidad del sentimiento contra la actual administración, en un contexto donde la población clama por cambios y reformas profundas.